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En estos tiempos post – posmodernos, la arquitectura, junto con otras expresiones culturales, ha colapsado frente a las grandes tentaciones del consumo y la publicidad. Ha perdido su más profundo sentido. Aquel que pensaba y construía ciudades y espacios para desarrollar, en su máximo potencial, todas las actividades humanas. Acompañaba el desarrollo de la civilización, al mismo tiempo que mostraba una manera diferente y, en algunos casos, nueva de entender la realidad. Si queremos devolverle su riqueza, su sentido de trascendencia y permitirle hacer un aporte cualitativo a la sociedad, debemos repensar la humanidad y entender qué tipo de vida queremos vivir. Es una gran responsabilidad que se nos encomienda como arquitectos.